sábado, 1 de diciembre de 2012

Historias del Perchel


Málaga, 11 de abril de 1.974, es Jueves Santo, son las siete y media de la tarde y el cielo empieza a oscurecerse. Como cada día, Antonia, viste a sus tres chiquillos para bajar a ver las procesiones, pero algo me dice que hoy va a ser distinto…

Hoy sale el Chiquito y Su madre del Gran Poder, desde la iglesia del Carmen, tendrán que andar poco, pues desde la buhardilla de la calle Pavía hasta Plaza de Toros Vieja hay solo unos metros.
Antoñita, la pequeña de los tres (por poco tiempo, pues Antonia está encinta) camina por calle Montalbán de la mano de su padre, Andrés. La pequeña está que no cabe de orgullo, y sin que el se entere (ella así lo cree) lo mira de reojo y piensa “mi papi es el más guapo”. Mientras, unos metros mas adelantados, van Juan y Andrés (hijo), solo unos años mayores y son, como se suele decir, “unos trastos”.
Por el camino Antonia se cruza con vecinos, hoy todo el barrio está en la calle, se paran y charlan.
Una vez llegados a la puerta de la iglesia, Antoñita y el pequeño Andrés insisten en subirse a la reja del Carmen, desde allí podrán ver mejor la salida de los tronos…


Volvemos a Málaga, 5 de abril de 2.012, han pasado 38 años pero vuelve a ser Jueves Santo, y como no, las siete y media de la tarde…
Antonia está en la puerta de la iglesia del Carmen, esta vez con Mariluz, nombre que le dieron a la cuarta hija del feliz matrimonio. Antoñita está al llegar, pero no lo hará sola, viene con sus dos hijos, Rocío y Daniel, y este año por primera vez con su primer nieto, Andrés, como no...
Ya ninguno vive en el Perchel, pero todos sienten que están en su barrio, se vuelven a cruzar con antiguos vecinos y amigos de calle Ancha o Peregrino, y por unos instantes, es como si se volviera al pasado.

Muchos son los recuerdos que pasan por las mentes de los allí presentes. Es un momento en el que todos hacen un repaso a lo ocurrido en éste último año, sentimientos enfrentados, alegría por volver y tristeza por los que ya no están...

Perchel, los Jueves Santo, te haces eterno...

1 comentario:

  1. Si hay algo más emocionante que ver al Chiquito y a Ntra Sra del Gran Poder pasear por sus calles en aquellos años tan felices es comprobar como los hijos de esta Antoñita, Rocío y Daniel, sienten las mismas emociones que yo sentía desde pequeña. Cada Jueves Santo, desde hace ya unos cuantos, revivimos un ritual de devoción. Daniel primero de nazareno, después de hombre de trono. Sí, hombre de trono, mi niño. Mis lágrimas se desbordan.
    Desde el año pasado, con uno más. Desde hace tres, con uno menos, pero presente en cada uno de nosotros. Gracias por ser como eres.
    De Antoñita ( tu madre )

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